Nos conocimos en el sitio web Dating.com. Manteníamos mucho el contacto y disfrutamos mucho conociéndonos. John describió así el momento en que me vio por chat de vídeo: "estabas en el trabajo cuando chateamos por vídeo la primera vez y me sonreíste mientras bailabas. Desde ese preciso instante tenía claro que quería que formaras parte de mi vida".

Desde ese momento empezamos a comunicarnos más a menudo. Bromeábamos mucho, nos reíamos y estábamos muy bien sincronizados, lo que aportó fluidez a nuestra relación. Más tarde estalló la guerra y él me apoyó en todo momento cuando decidí mudarme a Alemania. Allí tuvo lugar nuestro primer encuentro. Hablamos durante horas de mil cosas, y no somos conscientes de lo rápido que pasa el tiempo cuando estamos juntos.

Al cabo de unos meses, tuvo lugar nuestro siguiente encuentro, en el que él conoció a mi familia, lo que sirvió para afianzar la idea de querer estar juntos. Nuestra relación se desarrolló muy rápido y hemos sido muy felices juntos. Así que un día me dijo de hacer una cita virtual y, cuando me estaba preparando para atender su llamada, oí que alguien llamaba a mi puerta. Cuando la abrí… allí estaba él. Fue la sorpresa más maravillosa que he tenido nunca. No podía imaginar que vendría a verme a Dortmund desde tan lejos y de esa forma tan inesperada. El corazón me rebosaba de felicidad, me sorprendí un montón. Me ofreció ir a mi restaurante favorito, y allí me hizo una sorpresa más… que fue la más inolvidable y conmovedora de mi vida. Me propuso matrimonio y, por supuesto, ¡dije que sí! Ahora esperamos con impaciencia nuestra boda y no me cabe duda de que con este hombre decente y auténtico seré la mujer más feliz del mundo y, al mismo tiempo, disfrutaré devolviéndole la felicidad que me da cada día.