Siendo ambos ya abuelos, Irina y Platon nunca esperaron iniciar una relación con alguien que estuviera a tantos kilómetros de distancia. Sin embargo, "el amor lo cambia todo". La conexión de la personalidad de ambos y el amor mutuo por la buena comida y el vino, combinados con la persistencia de Platon y la actitud despreocupada de Irina, crearon una pareja única, positiva y feliz a la que ni siquiera las restricciones del COVID-19 de todo el mundo impidieron unirse.

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