Creo que mi encuentro con James fue una bendición que pasó desapercibida en un primer momento. Es un piloto de Papúa Nueva Guinea que trabaja para Air New Guinea, pero la mayoría de sus viajes son a su país natal, Australia, y a Filipinas, por eso viene aquí aproximadamente cada dos semanas. Llevamos meses enviándonos mensajes de texto y planeamos conocernos desde hace mucho tiempo, pero ambos hemos estado ocupados con nuestras vidas. Sin embargo, me encanta que sigamos manteniendo el contacto.

Siempre he sabido que le gusto, pero no fue hasta que nos conocimos en persona cuando pude entender hasta qué punto. Nunca supe cómo es sentirse respetada por un hombre, ni cómo mantener una conversación sana con una posible pareja hasta que él llegó a mi vida. Es muy tranquilo y relajado, aunque siempre me recuerda lo nervioso que estaba por conocerme. Creo que lo supo disimular muy bien.

Me encanta cuando me dice que soy "su ángel", y siempre que quiero invitarle a comer o a beber, me insiste diciendo que he hecho realidad su sueño (conocerme) y que me debe mucho. También parece muy inteligente, aunque algo tímido, y sobre todo es un auténtico caballero. Ni siquiera quiere sentarse a mi lado sin mi permiso, y casi al final de nuestra cita fui yo la que empezó a sostenerle de la mano, ya que parecía que le daba apuro tocarme, como si se fuera a derretir si lo hacía. Me hizo sentir bastante segura en todo momento.

También nos contamos muchas cosas sobre nuestras familias (ambos tenemos hijos de nuestras exparejas). Además descubrí lo amable que es por la forma en que hablaba de sus padres, su ex y su hijo.

James es muy maduro y me gusta cómo me hace sentir. Me encanta pasar tiempo con él.